viernes, 29 de mayo de 2015

Extrema riqueza‏

Él abrió su corazón sin saber dónde iba aquello a parar.
Ella captó el mensaje a través del Cholismo sentimental.
Él sonríe feliz y enamorado cada mañana al despertar.
Ella le da los "buenos días" con calor prematrimonial.

Los meses pasan y el amor entre ambos crece sin cesar.
Quizá es que saben que esta relación nunca va a menguar.
Ambos coinciden en que esta oportunidad no se debe escapar.
Se quieren hasta los defectos y encima lo hacen a rabiar.

Mas quien esté pensando en boda debe ser cauto y esperar.
De momento ellos son felices celebrando cada 29 en un bar.
Él trata de demostrar su amor por ella fiel y reverencial.
Porque servidor se siente en una extrema riqueza sideral.

En tiempos donde las victorias pasan por mi lado (confío en que para quedarse) y donde uno vive la vida de forma frenética, no es fácil pararse a pensar en todo lo que está pasando. A mí, como a muchos otros, le gusta escribir. ¿Por qué? No sé si por placer, por vocación periodística, por expresar mis emociones o simplemente, por desahogarme. Así, pues tras una temporada de fe perfecta y de éxitos profesionales y personales, uno tiene ganas de reflexionar las casualidades y las causalidades y sobre el por qué de las cosas. No me cabe la menor duda de que en estos 14 meses de triunfos tú tienes un porcentaje muy alto de culpa. Recuerdo el miedo y las dudas que nos asaltaban al empezar, pensando en que quizá cometeríamos los (grandes) errores de antaño de nuevo. Pero aquí estamos, queriéndonos como dos idiotas. También en los días raros, en los días de celos y de enfados sin sentido.


Las victorias hay que ganárselas, amigos. Es cierto que a veces la suerte nos es esquiva, que en ocasiones ponemos todo de nuestra parte y que nos llevamos un palo del que cuesta un mundo recuperarse. Que aunque nos ganemos el no, una y mil y veces caemos en la misma piedra. Y que hay personas que parecen tener un máster en hacer de perro del hortelano. Pero, aunque no os lo creáis, un día todo cambia. Ya no tienes ese odio, esa impotencia y ese sufrimiento. Ya no escuece igual. Ya es irrelevante que esa persona lea o no tus reflexiones o las de otras personas dolidas. Ya no pides su auxilio. Ya no piensas aquello de: "En un día de estos en que suelo pensar, hoy va a ser el día menos pensado". Ya se acabó el largo duelo y los inviernos fríos.

Durante años, anduviste en busca de la felicidad sin darte cuenta de que la felicidad es otra cosa. No es esa obsesión por añorar lo que nunca fue y pudo ser. La felicidad estaba más cerca de lo que creías. La felicidad es esa nueva mujer, con la que te despiertas un día al alba, la observas dormida, te levantas y mientras dejas que la brisa veraniega te envuelva, piensas en que te has enamorado de una mujer que duerme doce horas al día y tiene once tipos de queso en su nevera. Y sonríes de nuevo como un idiota. Ése es el verdadero amor, la verdadera felicidad. No hay más secreto. El chip ya ha cambiado para siempre. Cada uno elige su propio destino, su propia suerte.

Por ello, a los que preguntan impacientes desde la deriva por qué luchan cual espartanos sin éxito en esto del amor, les digo que sólo es cuestión de encontrar a la persona indicada. Que se dejen de amores imposibles y platónicos. Que lo de esperar está muy bien, pero que la vida no es una película o una canción de Maná. Que la primera vez que alguien te hace daño es culpa suya, pero la segunda vez es culpa tuya. No os escudéis en lo que un día promulgó Ted Mosby: "Haz cosas malas y te pasarán cosas buenas". Porque no es cierto. No es que crea especialmente en el Karma, pero sí en que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Sin duda, toda mujer merece tener un hombre que la valore, que la respete, que la ame. Y sobre todo, que se lo demuestre. Pero espabilad, sed inteligentes (y listos, que no es lo mismo) y haced caso a Platón, pero no al pie de la letra: "No existe hombre tan cobarde como para que el amor no pueda hacerlo valiente y transformarlo en héroe". Ya, Platón, pero es que hay cobardes que siempre serán cobardes.

Y es que a mí me gusta mucho leer a sabios que manifiestan sus sentimientos y escriben mucho mejor de lo que yo lo haré jamás. Hace poco me topé con un escrito de alguien hasta la fecha desconocido para mí: Pablo Arribas. De su brillante post "Sal con un valiente", me quedo con el final: "Lo único que verdaderamente se pierde en la vida son oportunidades".

Aprovechad las oportunidades (que llegarán), porque luego viene lo mejor. Te despiertas y acuestas pensando en ella, se te hace la boca agua pensando en cualquier plan juntos y, cada vez que sufres en el trabajo o en el deporte, ella te equilibra y te da fuerzas para seguir en la brecha y sacar todo adelante.

El tiempo, las hostias en forma de napalm sentimental, las recaídas, el ocaso y, sobre todo, los años, te hacen ver todo con mucha más perspectiva. Así que, amigos, sed valientes (sí, lo repito), fieles y amar mucho y muy apasionadamente. Porque como a ti te gusta decir, no sólo te quiero mucho, sino que te quiero muy fuerte. Y después de las victorias, vendrán los fracasos, pero lo importante es que vendrán contigo. Gracias por quererme, pero gracias por demostrármelo cada día. Estar enamorado hasta la médula y ser correspondido es lo mejor que te puede pasar en esta vida.



HAAF

*A G, siempre a G

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