miércoles, 23 de octubre de 2013

Doctrina Parot: justicia, vencedores y vencidos

El lunés al café de media mañana recibimos, y desgraciadamente acatamos, una de las sentencias judiciales más controvertidas de la historia de España. No voy a detenerme en explicar qué es la Doctrina Parot, o cómo, cuándo y por qué se aplicó en nuestro país. Para eso están los datos y las informaciones que han salido a la palestra en las últimas horas. Que cada uno saque sus propias conclusiones

Simplemente, me gustaría hacer una reflexión en la que parece que ha incidido poca gente. Y es ponerse en la piel de las víctimas y familiares de estos terroristas o violadores sanguinarios. Creo sinceramente que muchos han perdido la perspectiva de todo este asunto. En primer lugar, pocos dudan que la Doctrina Parot es jurídicamente discutible, especialmente su aplicación retroactiva. Pero también es cierto que a lo que se limitó el Tribunal Supremo español fue a interpretar la contabilidad de las condenas (merecidas) de cientos de terroristas. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha aplicado la Ley a rajatabla, pero no ha hecho justicia y, ni mucho menos, ha respetado el dolor de las víctimas. Un precio demasiado caro.

Desde el punto de vista ético, moral y jurídico, no es lo mismo asesinar a una persona que a 30. Y eso no podía quedar impune. Además, a pesar de que los Gobiernos democráticos españoles debieron legislar al respecto antes de 1995 este asunto en el Código Penal, no es menos cierto que España es un caso especial dentro de Europa. La democracia llegó aquí décadas después que a muchos de nuestros países vecinos.

Y el Código Penal de 1973 no fue especialmente malévolo, estricto y duro con estas condenas porque por entonces el terrorismo en España no era tan cruento, constante y reforzado comparado con unos años más tarde. ¿Fue un error? Por supuesto que sí, pero Estrasburgo podía haber sido más sensible y comprensivo con un país que lleva dos años sin saber nada de las alimañas de ETA, pero que sufrió en sus propias carnes 829 asesinatos que no pueden (ni deben quedar) en el olvido. Ya saben, ni olvido ni perdón.

Estrasburgo se ha limitado a cumplir la Ley, y está en su derecho. Pero dejemos a un lado las libertades y los derechos fundamentales de los terroristas por los que en las últimas horas han sacado pecho muchos demagogos y populistas. En esta vida, tu libertad termina donde empieza la del otro. En el momento en que tú sobrepasas esa barrera, ya no existe el mismo catálogo de derechos y deberes que los demás.

Si les digo la verdad, lo que me ha sorprendido es la especial sensibilidad de muchos con estos terroristas sanguinarios. Muchos de ellos callaron (y aún callan) cuando se les recuerda que el Gobierno español permitió al etarra Bolinaga salir de prisión para morir dignamente, ya que supuestamente existía un 50% de posibilidades de que por su cáncer 'terminal' falleciera en el plazo de seis meses desde su diagnóstico (agosto de 2012) y un 90% en un año, esto es, antes de septiembre de 2013. Pues bien, Bolinaga sigue vivito y coleando, igual que De Juana Chaos o la más conocida actualmente, Inés del Río.

No escuché a nadie en su momento poner el grito en el cielo con Bolinaga. Independientemente de que le queden uno, dos o 20 meses de vida, es inconcebible que esta escoria pudiera falsear sus reconocimientos médicos, tal y como exclamaron ciertas personas resignadas desde el País Vasco. O incluso que se negara recientemente a ser examinado por un médico de la Audiencia Nacional.

¿Tiene algo que ver Bolinaga con la Doctrina Parot? No quiero mezclar churras con merinas. Pero es evidente que en España se legisla y se juzga en beneficio del reo. ¿Y las víctimas y sus familiares? Sí, esas personas que tienen que aguantar homenajes a terroristas sanguinarios, actos de enaltecimiento del terrorismo y demás asquerosas situaciones, con el más profundo del dolor y la impotencia. Porque les recuerdo que el número de reinserciones y de arrepentimientos de estos asesinos es mínimo. ¿Acaso tienen derecho a reírse de España y sus ciudadanos? Con esta injusticia, hemos perdido una batalla, pero ganaremos la guerra. Con la mejor de las armas: la Democracia. Y sus Leyes. Sin resquicios para delinquir de forma gratuita e impune.

No sé ustedes, pero a mí cada vez me cuesta más creer en esto del Estado de Derecho. Más concretamente desde que España no es un Estado, sino una casa de alterne donde la separación de poderes es inexistente. Es evidente que Justicia y Derecho no van de la mano, pero me preocupa que estemos confundiendo quiénes son los buenos y los malos, los héroes y los villanos. Y los vencedores y los vencidos.

Aquí un día va a pasar algo grave, y espero que esos a los que se les llena la boca hablando de derechos y libertades de etarras, no se lleven las manos a la cabeza. Vuelta a la Edad Media. Ley del Talión. Pues a mí eso me entristecería. Como abogado, soy de esos utópicos que aún continúa pensando en una justicia imparcial. Y en que es mejor que el asesino o violador de un familiar tuyo se pudra en la cárcel antes de que te tomes la justicia por tu mano. Y por mucho que se diga en caliente, la Ley del Talión no satisface nunca a la víctima. Porque ésa no es la solución. Ojo por ojo... y al final todos ciegos.

HAAF

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