domingo, 24 de noviembre de 2013

Media langosta en noviembre

* "Pido pues a mi orgullo que siempre vaya del brazo con mi cordura. Y cuando me abandone mi cordura, pues le gusta alzar el vuelo, que mi orgullo vuele siquiera del brazo con mi locura". Friedrich Nietzsche
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Noviembre es por defecto ese mes del año en el que se debe (y no se lleva a cabo) hacer balance de lo ganado y perdido hasta la fecha. De las promesas optimistas realizadas a toda prisa en Año Nuevo en un folio guardado como el más preciado de los tesoros.

Noviembre es ese mes en el que te das cuenta que la Navidad está a la vuelta de la esquina y a ti te ha pillado sin hacer los deberes. Y encima pasa con más pena que gloria, como el miércoles en una semana cualquiera.

Noviembre tiene ese halo que a veces le hace mágico. Y por ello puede convertirse en un Noviembre dulce. Los amores de verano han quedado sepultados hasta nueva orden y quizá el frío venga acompañado de un brote de sentimientos nuevos en tu interior; sentimientos que hacen recorrer una brisa de satisfacción, ilusión y paz en tu alma en oferta que nunca vendiste.

Noviembre es denostado por aquellos que claman a los cuatro vientos que el invierno y el frío hayan venido para quedarse. Pero, ¿qué pasa con el encanto de los paseos bajo una lluvia torrencial?, ¿o con los chocolates calientes con churros a las siete de la tarde siendo noche cerrada?, ¿o poder calentarle la mano mientras ella esboza una sonrisa sincera de agradecimiento y unos mofletes rojos sedientos de amor?

Noviembre es de escorpio y sagitario. De setas que acompañen cualquier manjar. De conciertos al abrigo de un buen vino. De citas en el cine. De comerte sus palomitas sin disimulo alguno. De coger su mano helada. De sobremesas que se alargan más que nunca. De orgullo presente. De preciosos días anegados de rayos de sol que evocan por ciertos instantes la mejor de las primaveras. De anécdotas al calor de un gin tonic y esos grandes Héroes de la Transición. De camareras que siempre quisieron escuchar.

Noviembre es ese mes de jodidas historias de amor o de historias de amor jodidas. De encargar en tu pensamiento regalos que no comprarás hasta finales de diciembre o hasta que las luces de Navidad de la Castellana te alerten.

Noviembre a veces puede recordarte a ella. A cómo le colocabas la bufanda para que no se agudizara su resfriado. A cómo se mosqueaba cuando le robabas la nariz una y otra vez como si fuera una niña pequeña. A los besos esquimales. A las tardes interminables (no lo suficientemente interminables) en el Starbucks. A cuando te sentías aliviado y afortunado por dejar pasar otro autobús porque "ya llegará otro" y porque lo último que querías era dejarla escapar de tus brazos. En definitiva, a saber que las mejores huyen.

Noviembre, pues, puede ser un dardo envenenado de recuerdos que creías olvidados. Como dijo Lennon: "Vivir es fácil con los ojos cerrados". Más difícil es construir nuevos recuerdos con los ojos abiertos. Pero infinitamente más satisfactorio y reconfortante. Por eso mismo, Noviembre puede pasar de ser un mes anodino, a convertirse en el más grande. Y eso te lo puede asegurar quien haya encontrado a su media langosta en noviembre. Bendito mes para los bienaventurados.



* "Aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes". John Churton Collins

HAAF

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